miércoles, agosto 17, 2011

Hace días que silencio. No yo. Si no que, hace días que....silencio. Puro silencio. Silencio de ropa colgada. Esa quietud, esa pereza de moverse. Hace días que me duele el cuerpo. Entero. Todo. Espalda, espalda abajo, cuello. Me duele el cráneo, los ojos, las sienes. Las articulaciones. Y no es fiebre, ni tos, ni mocos. Es que me duele. Tengo frío, tengo frío todo el tiempo. Me da frío estar sola, como solamente conmigo estoy. Me da angustia no hacer más nada que mirar películas. Y no es que me falte amor, me sobra, me rebalsa y se escurre hasta endurecerse como cera caliente. Me gustaría tener cosas para hacer...aunque en realidad, me gustaría que me gustaran las cosas que tengo para hacer. Y que me hicieran ellas saltar de la cama, respinpingueante, muy temprano y salir a la calle en bicicleta y vivir aventuras. Aventuras posibles, aventuras que puedan llegar a ser reales. Aventuras mías conmigo, que rellenen ese tiempo en que toda persona debe encontrarse sola haciendo algo, mientras el tiempo esté pasando, para que despué sen un rato, en una hora o dos o mañana, aparezca otro ser humano a modificar el momento. A vincularse.

Esas aventuras que son simples destinos, caminos o hallazgos que cuenta la gente cuando se encuentra con uno. Anécdotas que les brotan por los ojos de la ansiedad que tienen para contarlas, en las que los únicos protagonistas, testigos y participantes fueron ellos mismos. Sin nadie más. Esa gente que al contarte lo que hizo ella o el solos en el día, te están diciendo que además saben divertirse solos, que saben como pasar el tiempo y hacerlo productivo estando solos; Es más, te están diciendo lo tan autosuficientes que son, que en no se cuantas horas del día no necesitaron siquiera mensajearse con alguien más. Que la pasan tan bien con ellos mismos, que el que haya un otro podrían ser tranquilamente anecdótico y prescindible.
Bueno, a mi no me pasa nada de todo eso. Cuando me decido a inventar una actividad para mi, por que "aquí estoy y aquí y ahora soy estoy que soy y no hay nadie más" y digo "bueno!, vamos a pintar las paredes de este lugar!" y empiezo a pensar en rojos bergamota y en verdes de terciopelo Luis XVI, recuerdo que no tengo un céntimo. O que el céntimo que tengo, tendría que usarlo para comprar cosas para comer...por que comer tanto arróz o tanto fideo ya hace temblar mis entrañas, entonces podría guardar ese sobrante, ese mísero excedente, para comprar quizás, una bandeja de champignones y poder almorzar una ensalada renovadora.
En fin, entonces descarto ahí la posibilidad de poder pintar las paredes. O por lo menos de poder AHORA pintar esas paredes. Entonces digo "tendré que trabajar más" y me contesto "pero vas a tener que transar con tantas cosas, acordate del año pasado, acordate de toda la mierda vestida de mierda oliendo a perfume caro de mierda. Acordate de toda esa gente, de todo ese ruido al salir a la calle y toda esa mediocridad al volver a entrar. Acordate de todos esos papeles que llevabas y traías. Entonces digo "bueno, pero un nuevo trabajo no tiene por que ser así, podés buscar otra cosa, podés ser buena en otra cosa, hasta podes encontrar algo que inclusive llegue a gustarte un poco". Si. Pero pienso: y volver a viajar, y esta ciudad que odio, que detesto, y volver a hablar con gente que no me interesa, y volver a trabajar para gente a la que no le importo...entonces...¿qué? Entonces no pinto las paredes. Mejor hago otra cosa. Limpio. "Ahí stá!" limpio, ordeno, eso siempre viene bien y no gasta plata, limpio, ordeno, hace bien al alma...me dispongo a agarrar la escoba y "Crrrack!" mi espalda cruje. Y ahí me acuerdo, de todo lo que dije al principio, de la espalda, del cráneo y de los ojos. Todo me duele. Es como querer hacer funcionar una máquina enmohecida. Tengo 22 años y me estoy muriendo. Todo el tiempo me estoy muriendo. El cerebro se me retuerce, las sienes me laten. Me estoy muriendo? Yo se lo que me pasa. La paso mal. Así, acá, por estos días la paso mal. Estoy intentando mientras esté acá hacer cosas que me gusten, rellenar mi vida con estas aventuras personales de las que hablo. Quiero aprender a estar sola, a poder sentir que cuando estoy sola igual crezco, igual aprendo. Que si estoy sola la paso tan bien, que las horas que las horas que faltaban para verme con los demás, fueron horas exquisitas de autoactividad autoabastecedora y autogratificante. Auto, auto, auto. Autonomía. Autenticidad. Automática. Autobeneficio. Autoamante. Automóvil.

15 comentarios:

Luz dijo...

Me gustó tanto tu blog.

Tanto.

Anónimo dijo...

No estas sola, Te leo. (silencio de ropa colgada)

Anónimo dijo...

leera los comentarios?

Anónimo dijo...

y sin embargo, luz,días, lentitud y añoranzas. algo falló.

Anónimo dijo...

tenes que seguir leyendo y escribiendo lo haces muy bien.te lo digo por experiencia .

Anónimo dijo...

Cuando aprendas que la soledad muchas veces es una gran consejera, vas a ser libre tanto para tenerla, como para dejarla.
Tal vez sea ella,la que no quiere conocerte todavia.No la fuerces.
Ya vas a llegar a vos.

Anónimo dijo...

me estaba enamorando y hui.

Anónimo dijo...

Todos ven lo que tú aparentas, pocos advierten lo que tú eres....

Anónimo dijo...

pienso mucho en vos.. se nota?

Anónimo dijo...

fueron dias intensos,de noches y días abiertos en tiempo y espacio. fueron dias.

Anónimo dijo...

y si.. tambien bailamos...

Anónimo dijo...

volvi, no estabas y me fui. Rutina de taller.

Anónimo dijo...

nick drake, pense que si no lo conocias podria interesarte.

Anónimo dijo...

habla... desespero.

Anónimo dijo...

no queda mas que viento..