-Dale, O, abrí la boca-
Y no. Sellada con la fuerza de cien mil caballos de fuerza y puré de espinaca y polenta.
-Dale, O...por favoooor, tenés que comer-
Y en cambio, ella desvía los ojos hacia mi boca. No se que le resulta tan interesante.
-¿Qué te resulta tan interesante?-
O mira mi boca con detenimiento, pero su boca sigue sin abrirse. Comienza a agitar sus brazos, como festejando. Sus dedos del tamaño de una aceituna, regordetes y llenos de todo aquello que debería estar masticando y tragando para que podamos pasar a otra cosa; Esparcen todo el material en la pared y en mis párpados previsorios bien cerrados. No puedo contener la mueca de asco al sentir la pastosidad fría a lo que ella estalla en una carcajada maquiavélica.
-Lo estas haciendo a propósito. Vos no querés comer. Agua?-
y de un pesado pero ágil manotaso, se libra del molesto vaso que yo le acerco temerosa.
-Briiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!-
-Está bien,está bien...ya te entendí. Pero no comiste nada...-
-Tataaaataaaa ba ba abba abbba briiiiiiiiii-
A continuación, empiezo a improvisar muecas y ruidos llamativos, empiezo a cantar la cancion ocho del cd que tan bien conozco y que ya pareciera ser la banda sonora de todas nuestras jornadas juntas.
-O?? O??!! mirá mirá! mirá que bueno esto...mirá mirá, no te lo pierdas! que rico!-
-Buuuuuuuuuuuuuuaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!! aaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhh iaaaaaaaaaaaaaaaaaaa iaaaaaaaaaaaaaaaa anguritakishhhhhhhaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!-
- Bueno!! bueno!! te sacooo, no grites asi, aaaaah! O!, tranquila!!!!-
Desexorciso a O al sacarla de la silla de comer. Sigue compungida y sin dejar de agregar un gritito cada tanto. ¿Qué puedo hacer?, pienso: si la dejo en el corral, va a llorar; Si la dejo en el playroom improvisado para bebes, también va a llorar. Pero tengo que poner a calentar la mamadera y no puedo prender una hornalla con un bebé a upa. Entonces la dejo tranquila y libre en el piso de la cocina, es decir, entre mis pies, mientras caliento la bendita mamadera. Pero cuando pongo a O en el piso, lo primero que hace es ahogar un llanto: EL llanto. Ése que se carga en la garganta, el sonido sordo que representa al mayor de los gritos, el del volúmen más alto, el más enojado, él más furioso, el grito del abandono, el grito del desprecio y la indiferencia. "no soy un paquete, entonces no me dejes en el piso. a vos tampoco te gustaría". Y entonces, me arrodillo inmediatamente al lado de O, que todavía sigue participando de esas arcadas para adentro fabricando ÉL grito.
-No, no, no....quedate tranquila! no me voy! me quedo acá...O!- sacudo a O tratando de sacarla del inminente y al parecer inevitable ahullido, pero es demasiado tarde.
-BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Me apresuro a levantarla.
-Sosegate...tranquila, no llores más! (me acerco a la ventana en la cocina, desde aquel piso 18) miráaa, mirá los autooooos! los perros, los árboles...y las nubes, ¿viste que lindas las nubes, O?-
2 comentarios:
los temas número ocho son siempre los mejores de los cds. época en extinsión. ni bien ni mal, es.
escribi.. es un deseo no una orden claro esta.. tenes a tus lectores.. esos que te imaginas al crear.. inteligentes.. deseosos de mas..dont desapear
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