sábado, octubre 10, 2009

Mariano dice que si uno se queja con la gente, uno le quema la cabeza.

Supongo que por eso, en mi caso mas que nada, existe este blog.
El otro día lo releía y lo encontré lleno de quejas. Quejas de aquí o de allá, que tienen que ver con las personas, con las que dejan de serlo, con el mundo, con mi misma.
Casi siempre escribo desde el hartazgo, desde la incredulidad sobre alguna situación, la indignación, la tristeza tímida que me cuesta dejar salir. Por que si ustedes creen que habían visto como escribo desde la angustia, ustedes no han visto nada. No por que sea un monstruo lloroso y moquiento. No. Pero solo digo que la angustia más intensa es la que se encuentra en uno y que no puede salir en forma de nada. Ni de golpe, ni de agua, ni de aire, ni de cielo. La angustia que visita al hombre es, probablemente, uno de los motores más intensos que mueve a las sociedades. A lo largo de la historia, el sufrimiento, la inconformidad angustiosa es lo que ha hecho que los pueblos, que las masas se levanten y vayan a buscar lo que les corresponde. La angustia mueve montañas. Mueve amores. La angustia es un especial conductor del amor. Y no por que sea una muchacha trágica, lo digo. Las fichas más intensas caen cuando estamos ensopados de lágrimas. Por lo menos a mi. No es que no me haya dado cuenta de cosas de la vida sin estar llorando. Simplemente, el llanto es un relajante natural. Los músculos de la cara se tensan, pero las lágrimas van dejando, con su correr, una solución sedante para todo nuestro cuerpo. Después de llorar, tan solo por unos minutos al menos, me siento más liviana. El cuerpo me pesa menos. ¿Quién dijo que la angustia no alteraría una balanza?
Miren a la fucking Argentina. Un país escupido constantemente, una y otra vez. Un país con menos unión que las moléculas de aceite con las del agua. Un país con gente, con mucha gente, con un mestizaje importante, ergo, una riqueza cultural de lo más variada. Los mejores campos, los mejores climas. La mejor "onda" en comparación con muchísimos países. Una entidad política bochornosa (si, otra vez me estoy quejando), una violencia que va en aumento, la discriminación que siempre da el presente; También tiene choferes de colectivo buena onda a las ocho de la mañana de un sábado de fin de semana largo que llevan a muchos que se van de minivacaciones y que aun con el colectivo hasta las tetas, te sonríen y te aceptan un mate. Perdone moi, pero eso en Suiza no te sucede.
Pero, las personas argentinas tienen mucho que aprender. Primero, que somos todos iguales (y no solo ante la ley). Segundo, que las anecdóticas diferencias NO DEBEN resolverse con violencia. Tercero, que para que haya espacio PRIMERO HAY QUE LIBERARLO. Cuarto, que nunca nos sucede algo más importante que a los demás por el solo hecho de que nos pasa a nosotros mismos. Después, en quinto lugar, recién podríamos empezar a pensar la forma de unirnos para limpiar un poco todo este bebedero lleno de mierda de cuervos.
Hay solo dos formas de pasarla: o bien, o mal.
Vamos que no es tan difícil la elección.




2 comentarios:

fabián morales dijo...

bailo al ritmo de tu angustia, exprésala es tuya. Nadie te lo puede evitar, y esto no es una queja!XD

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=5jmi_t4Ocwc