sábado, agosto 16, 2008


Ideada. Creada desde el sinfín del nudo de emociones.

Despega y acaricia.

Sutíl, como una nota aguda. Aguda, tan así como serena.

Abre los ojos, mujer, dispara la llama, propagadas las ganas, hecho el deseo de barro.
Ven. Ven a deshacerte los nudos de infierno, ven a sacudirte la sal de la piel y a despedazar los acabados que todos prometen.
Líbrate, mujer, líbrate de eternos epitafios resecos, embebidos en precosidad absurda. Desciende sigilosa a encontrarte contigo misma, líbrate del mal.
Revive los ángulos esféricos, las falacias vestidas de belleza, la calma en la noche, la sangre en el suspiro atonal que emanan los cuerpos.
Daga breve que irrumpe en lo conocido, en lo de siempre, en lo que se levanta y se impone impune. Daga blanca de empuñe de cenizas y brillo opaco de aljibe. Más no más.

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